viernes, 10 de abril de 2020

ESCULPIR EL PECADO.



¿A dónde iremos cuando muramos?
No una muerte física.
Sino nosotros, esto,
lo carnal, esta semana santa de carne roja.


Dónde nos enterraran.
Qué cementerio aclamara nuestra alma
dónde descansaran las cenizas para que no enfurezcan
y vuelvan a esculpir el pecado.


Seriamos un cuadro de Roberto Ferri
                                    -yo cayendo desnuda
                                                y tú intentando sostener
                                                                  mi mano, blanca
                                                                                     perfecta,
                                                                                         ya muerta.

Presos de un marco
que anuncia una desventura esperada.


El dolor estriado en mi carne,
el hedor de la pasión cuarteando tus labios.
Y la oscuridad de fondo,
Dios de fondo, el castigo de fondo.


Todo vuelve de rebote
y nosotros lanzamos la pelota
con todas las fuerzas que nos cabía en el cuerpo.


La escena envolverá a todos en una húmeda tristeza,
cuando recibamos el golpe
y no tengamos alas,
porque Dios nos las habrá cortado.


Y no podamos frenar la caída.
Y tú te ampares ante un dios que no conozco,
y yo disfrute de la tragedia
como la Maga lloraría frente la ardiente Notre-Dame.


Nosotros también arderemos
y será tan hermoso,
como las agujas clavadas en el suelo parisino,
mientras las deidades lloran.


Como las gárgolas de Cuasimodo
veremos el espectáculo
petrificados.


Nunca fuimos a París
tal vez, Dios – el tuyo o el mío-
nos perdone por ello.

2 comentarios: